FUTURO DE LOS COCHES ELÉCTRICOS
Se dice que el futuro de los coches eléctricos es muy positivo, no solo porque vayan a prohibirse los vehículos de combustión interna en las próximas décadas. De hecho, en la Unión Europea se han aprobado una serie de medidas de emisiones tales que a las marcas no les queda otra opción que pasarse a lo eléctrico.
Las previsiones son buenas, puesto que la UE está por delante de su objetivo político de una estación de carga por cada 10 vehículos eléctricos. Ahora bien, el número de puntos de carga deberá incrementarse rápidamente para mantenerse al día con una flota de vehículos eléctricos que alcanzará más de 30 millones de unidades en 2030, según BloombergNEF.
El viejo continente sumará su punto de carga número 200.000 a lo largo de este año, y se estima que el número de vehículos eléctricos llegue a los 2 millones en 2020. Alemania, Holanda, Francia y el Reino Unido lideran la infraestructura de vehículos eléctricos, representando el 66% de los puntos de carga y el 60% del aumento de las estaciones desde 2014.
Hoy en día existen unos 150.000 puntos de recarga públicos para coches eléctricos en la UE y se necesitarán 2,8 millones en 2030, según estimaciones de la Comisión Europea, lo que significa multiplicar casi por 20 la implantación de puntos de recarga en los próximos 12 años.
De acuerdo con Erik Jonnaert, secretario general de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA), es necesario que “los gobiernos nacionales y a los responsables políticos de la UE hagan las tan necesarias inversiones en infraestructura para que las ventas de automóviles con carga eléctrica puedan despegar en Europa”.
¿Cuál es el futuro de los coches eléctricos?
El Parlamento Europeo ha establecido un objetivo de reducción de emisiones de CO₂ para coches del 37,5% y del 31% para furgonetas en 2030 (en ambos casos respecto al nivel registrado en 2021). Dicha rebaja de emisiones exige que haya 373.000 vehículos eléctricos circulando en España en 2030.
Unas proyecciones que requerirán la instalación masiva de puntos de recargas, ya que considerando que en 2017 el país tenía con 4.600 puntos, en 2025 serán necesarios 80.000 y en 2030 alrededor de 312.000 puntos.
Tal es la situación que, a diferencia del mercado de automóviles en su conjunto que cae en España por noveno mes consecutivo (-7,3%), las ventas de vehículos eléctricos siguen creciendo. De hecho, durante el pasado mes de mayo han reflejado un crecimiento del 180% con respecto al mismo periodo del año previo.
En total se han matriculado en mayo, según datos de ANFAC, 1.174 vehículos eléctricos (900 turismos), por lo que durante 2019 ya se han vendido 5.260 unidades, es decir, un 93,4% más que durante los cinco primeros meses del año 2018.
Por ello, los fabricantes se están poniendo las pilas a pasos agigantados, por lo que el futuro de los coches eléctricos pinta cada vez mejor. Para muestra, un botón: Volkswagen ha anunciado recientemente el lanzamiento de 70 nuevos modelos de coches eléctricos para el año 2028, una cifra con 20 modelos más de los 50 previstos inicialmente.
De esta forma, la cantidad proyectada de vehículos que construirá el coloso alemán en la próxima década también se ha incrementado de 15 a 22 millones.
De acuerdo con los responsables de la empresa, esto es debido a que se ha firmado un programa integral de descarbonización con el fin de lograr para 2050 un equilibrio totalmente neutro en emisiones de CO₂ en todas las áreas, desde la flota hasta la producción y la administración.
Baterías de grafeno
El grafeno es una sustancia compuesta por carbono puro cuyos átomos están dispuestos en un patrón regular hexagonal y que suele describirse como el material del futuro. Este abundante nanomaterial que se obtiene del grafito es 200 veces más resistente que el acero estructural, muy ligero y flexible y al ser un mejor conductor térmico y eléctrico que el cobre supone toda una revolución.
Hoy en día, el grafeno se usa en la fabricación de nuevas baterías, lo que permite una mayor autonomía y menor tiempo de carga. Así, el electrodo de grafeno ya está utilizándose en baterías convencionales –como las de Ion-Litio– que permiten recargas en muy poco tiempo.
Coche de hidrógeno
En el cada vez más amplio abanico de alternativas a los combustibles tradicionales, el hidrógeno se posiciona como uno de los escogidos por los fabricantes de automóviles por su gran potencial de desarrollo.
Y es que el futuro de los coches eléctricos podría pasar por este elemento químico gaseoso que está siendo objeto de estudio por destacadas firmas como Hyundai, que ya tiene en su oferta el coche de hidrógeno.
Así, se ha abierto una vía alternativa de investigación a la de la electricidad enchufable, el gas natural o el gas licuado del petróleo como sustitutos del gasóleo y la gasolina, que mueven la práctica totalidad del parque automovilístico mundial.
En tal caso, la implantación masiva de hidrógeno en el transporte obligaría a legislar varios aspectos como, por ejemplo, el empleo de automóviles de hidrógeno en garajes y túneles o la colocación de las luminarias en recintos cerrados, ya que su ubicación en el techo podría ser peligrosa ante escapes de hidrógeno.
De este modo, tanto el hidrógeno como los vehículos de pila de combustible son un paso probable en el futuro de la automoción. No obstante, será algo bastante lejano en el tiempo que habrá de ir precedido de una mayor electrificación del transporte a través del uso exclusivo de baterías o la utilización de propulsores híbridos.
Reducir las emisiones de CO₂ es imprescindible
Por supuesto, una de las múltiples soluciones que deben aplicarse en conjunto para poder reducir las emisiones de CO₂ va ligada al futuro de los coches eléctricos. Aunque el CO₂ no es contaminación per se, sí que es responsable del calentamiento global.
Y esa subida de las temperaturas medias hace que se note más la contaminación, con grandes picos de concentración de partículas finas y de niveles de dióxido de nitrógeno NO₂ (es uno de los gases que forma parte de los llamados NOx u óxidos de nitrógeno).
Si bien el dióxido de nitrógeno tiene una vida útil corta (de unas 24 horas) y suele permanecer cerca de su fuente como zonas industriales y grandes ciudades debido al tráfico rodado, si no hay lluvias ni vientos que lo dispersen por el calentamiento global, se sitúa encima de dichas áreas.
Las partículas de CO₂ quedan atrapadas y se acumulan en los primeros 300-400 metros de la atmósfera y son consecuencia principalmente del tráfico rodado, pero sin lluvias ni vientos, dichas partículas se quedan donde se producen y se acumulan. Y bastante, puesto que a diferencia del NO₂, tienen una vida útil de hasta una semana. Algo que terminamos respirando.
En definitiva, para contrarrestar esta tendencia, lo ideal es que el uso del coche eléctrico 100% se imponga, sobre todo en las ciudades. Por todo ello, el futuro de los coches eléctricos juega un papel fundamental en el futuro de la humanidad.
